Plan de vuelo...

1 de Septiembre de 2014

Después de una despedida emotiva de los papis y la familia, y de apretujar todo lo necesario en nuestras mochilas, nos dirigimos al aeropuerto de Alicante.
Habiendo convertido nuestras mochilas en momias envueltas en mil papeles, esperamos ansiosos que llegaran a su destino sin problemas. El vuelo a Madrid fue en un avión de hélices que parecía un autobús con ventiladores. En Madrid, nuestro vuelo se retrasó, pero en la cola de Perú empezamos a animar a la gente, que se reía con nosotros (o de nosotros).
Nuestras espectativas del avión a Lima eran idílicas, pero el trayecto lo sufrimos con frío polar, tortícolis de mirar pantallas justo arriba de nuestras cabezas, asientos que se reclinaban unos escasos milímetros, hambre voraz (cena pequeña y desayunito)...
Llegando a Lima, sobre las 4:30h de allí, nos despertamos y estuvimos hablando con Cyntia, una señora peruana que nos alertó de los peligros continuos a la salida del Callao (departamento donde se encuentra el aeropuerto), y de paso, nos dio la receta de la chicha morada.
Al llegar al Callao, pensábamos que no saldríamos vivos ya que nos internábamos en el mismísimo infierno...