Primer día en la selva

21 de Septiembre.

Después de levantarnos con mucho dolor de espalda (dormir sobre tableros de madera es lo que tiene), nos ofrecieron un desayuno a base de huevos y plátano frito.
Teníamos que acostumbrarnos a esa dieta, porque no íbamos a tener otra muy diferente en nuestra aventura. Hablamos un rato con la familia y cuál iba a ser el plan. También nos entregaron unas botas altas, que nos iban a venir bien a la hora de andar por la selva, por la presencia de serpientes y fango.

A las 8h vino a recogernos Marcial, nuestro guía, acompañado de accesorios y víveres: una pequeña goma-espuma, por si no había colchón; cañas de pescar rudimentarias (vara de madera con un hilo atado) y arpones; plásticos para cubrir la canoa por si llovía; cacharritos para preparar la comida (olla, sartén, cubiertos, papel, vasos, platos, cubo para enjuagar cosas...), y comida básica para la supervivencia (pan, plátano, mermelada, arroz, pasta, huevos y agua).

Cogimos un motocarro, que nos llevó a un pequeño cuartel de policía, donde teníamos que dar nuestros datos para poder entrar a la reserva nacional de Pacaya-Samiria. Esa mañana había un desfile de estilo militar, que lo suelen hacer mucho las escuelas un día a la semana en pueblos pequeños. Después de aclarar todo el papeleo, ya nos fuimos directamente a la selva, a un meandro que hacía el río Samiria, donde nos esperaba la canoa. 




Mientras Marcial se encargaba de acoplar todas las cosas y nuestras mochilas en la canoa (no era muy grande, y con todo el peso íbamos a ras de agua), nos encontramos de casualidad a nuestro amigo turco Emre. que iba a pasar tres días. Marcial parecía muy tímido con nosotros, pero poco a poco iríamos cogiendo confianza. Aun así, a Mochileta siempre la llamaría "señorita África".

Qué silencio que había en esa parte tan alejada. Estaba todo verde y denso, y el paseo con la canoa parecía que iba a ser siniestro. Ya antes de salir, vinieron a nuestro encuentro un montón de mariposas de mil colores (incluyendo la mariposa azul gigante del Amazonas), y cuando partimos, nos acompañaron un rato.

El paseo fue muy relajante, ya que no era una canoa a motor y el pobre Marcial iba remando con mucho esfuerzo. Aunque también fue un poco incómodo. Teníamos que mantener el equilibrio, porque cualquier movimiento brusco podría volcar la canoa. Tampoco estábamos acostumbrados a estar sentados en la misma postura durante largo tiempo. Durante el trayecto pudimos disfrutar del silencio de la no-civilización.



Durante el camino vimos osos perezosos colgando en lo alto de los árboles, grupos enormes de monos negros, barbablanca y rojos aulladores, infinidad de aves (el paucar o imitador, el Martín Pescador), un lagarto en una orilla y una cría de anaconda en su nido. Sólo se oían aves misteriosas cantando en el silencio y ramas de árboles cayendo (las tiraban los monos).



Hicimos una pequeña parada donde había una cabaña de madera para el almuerzo, donde nos juntamos con Emre y otro pequeño grupo. ¿Qué almorzamos? Pues lo que conseguimos pescar. Nos dieron una caña y anzuelo, la tiramos al río, y como por arte de magia, el anzuelo estaba rodeado de hambrientas pirañas. ¿Qué comimos? Pirañas. Estaban buenas, la verdad, pero había que tener cuidado al sacarlas del anzuelo, porque podían arrancarte un dedo de un mordisco. Hicieron una hoguera y calentaron agua del río, y al poco tiempo estábamos empezando nuestra dieta, que más tarde aborreceríamos.






Después de comer, continuamos nuestro recorrido hasta el campamento donde nos quedaríamos a dormir. Una serie de cabañas de madera, en alto, sin paredes y con techo hecho de hojas de palmera, con un "baño" formado por un barril lleno de agua de río e insectos y un cubo para echarse agua por encima. Ya no teníamos electricidad, así que teníamos que usar linternas y velas. Quisimos pescar un rato en el embarcadero, y lo hicimos ya a oscuras.






Los platos de la cena se llenaron de mosquitos, saltamontes, grillos y todo tipo de insectos, que parecía que les gustaba suicidarse en nuestras tazas calientes de té. Toda la velada acompañada de la banda sonora de insectos, ranas y sapos cantando. Además, después de la cena se acercaron roedores a la cabaña reclamando un poco de las sobras de la comida.

Los Mochiletos colocaron su mosquitera enseguida, por miedo a la invasión de cucarachas, y se dispusieron a pasar la noche de nuevo entre duros tableros. Empezó a llover con fuerza, y alguno en el campamento se mojó un poco por las goteras, pero fue muy relajante escuchar los truenos y ver las luciérnagas en la oscuridad, mientras todo se llenaba de murciélagos revoloteando por encima de nosotros.

5 comentarios :

  1. Palafitos. Las construcciones sobre palos se llaman palafitos. ¿Es que no os han enseñao eso en la escuela?
    Ayyy...qué desilusión... Yo que pensaba que estabais solos, perdidos en la inmensidad de la selva y resulta que había más gente que en la guerra! Esa mesa parece una boda.
    Y claro, lo de señorita África lo entiendo perfectamente: chofer remero, cocineros, en fin... ¿Eso es la selva o Port Aventura?
    Vaya chasco... No sé si seguir leyendo...



    Señorita mami


    ResponderEliminar
  2. NE,Y,NO se me apuesto los bellos de punta de leer las maravillas que estáis viviendo y que aventuras dios mío pero en esa canoa si que no se podíais mover no por la canoa yo creo que estabais cagados no te digo mas la pesca quien la avisto mas grande si vosotros sois de secano si los peces se reirían de verlos pero de recompensa vinieron las pirañas que estomago para comerse eso si por la noche se removerían las tripas como mochilita es tan valiente no te digo nada con el caimán asechando no me lo puedo creer alo mejor era uno de plástico como los utensilios de pesca que los dieron y eso es pasarlo bien bueno de recompensa teníais mermelada aunque no seria mucha que aventura as pero menos mal que siempre esta el motocarro de reserva para todo que apañado y la señorita áfrica que valiente durmiendo con ratas y cucarachas esos que si que es historias para no dormir jo que miedo un besoooooo

    ResponderEliminar
  3. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH PEDAZO DE EXCURSIÓNNNN!! JODER HABÉIS VISTO DE TOS LOS MONOS TOAS LAS MARIPOSAS Y PESCAO PIRAÑAS PA ALMORZAR !!! I LOVE IT JAJAJA lo de las cucas a mi tb me da grima eso si...

    ResponderEliminar
  4. chic@s cuidado con el agua y los riossss que des pues pasa lo que pasa...jiji

    ResponderEliminar
  5. Antes me pongo un traje ignífugo y me acerco a un volcán en erupción, o me hago un viaje al centro de la Antártida, o salto en paracaídas, a hacer lo que habéis hecho vosotros. Yo estaría cagado hasta arriba! Te puede picar un mosquito y pegarte algo, morderte una piraña si sacas un brazo al agua, o te caes de la canoa y te muerde un cocodrilo, o la mamá de la anaconda, o el remero os tima y os roba todo lo que tenéis, o os cae un diluvio de esos. Cualquier cosa! ¿Qué se dice en un centro empresarial cuando se pelea fuerte por la competencia? Que es un jungla. Pues eso, de ahí viene, de "chungo y peligroso" XD

    A parte de eso, increíble todo lo que habéis visto. Como me habéis dado envidia me apunto este viaje para hacerlo alguna vez. Me podréis recomendar cosas jeje

    ResponderEliminar